Desde mi ventana,
detrás de los visillos,
sentada en aquella mesa
desvencijada
por el paso del tiempo,
a la luz de una vela,
miro tras los cristales
y te busco entre las flores.
Rosas y hortensias en flor,
perfume embriagador
en una tarde de otoño,
donde los recuerdos
resumen los años pasados
al calor de tus brazos.
Un espléndido jardín
donde intento verte,
donde cada atardecer
revivo el pasado
presa de la añoranza.
Donde cada mañana
me siento a escribir
recordándote,
porque es imposible
borrar tu recuerdo.
Quedó anclado
a mi alma.
Por eso, cada día,
desde mi ventana,
aspirando el aroma
de mi café,
le escribo a tu recuerdo
con la tinta imborrable
de un Te Quiero.
M.M.S.
Derechos reservados.