Rompió la carta aquella noche. Hacía horas que la tenía delante, la miraba y leía el remitente, no podía creerlo. Después de tanto tiempo sin noticias, se atrevía a escribirle. Después de marcharse sin decir adiós, ahora quería… ¿ Qué quería? ¿Por qué la buscaba? No era capaz de abrirla, no sabía si lo que estaba escrito la iba a devolver al pasado, a unos años que no quería recordar. La herida seguía abierta aún, ya no dolía tanto, pero seguía abierta. No, no podía volver al silencio, a la locura de aquellos días donde sólo podía llorar. No. Eso no volvería a pasar. Ahora era otra persona, más fuerte. Se levantó con la carta entre sus manos y la rompió, abrió la ventana y dejó que el viento de aquel otoño lluvioso y frío se llevará los restos de aquel amor.
M. M. S.
Bello relato, un gusto leerlo. ¡Saludos!
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Muchas gracias, saluditos!
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